sábado, 7 de abril de 2012

José del Carmen Aguilar Portocarrero


José del Carmen
Aguilar Portocarrero
(16-07-1863) (03-06-1935)

1863: José del Carmen Aguilar Portocarrero nació el 16 de Julio de 1863 en la región de Lambayeque.
Sus padres fueron Cecilio Aguilar Celis y Zoila Estefanía Portocarrero Dávila. Los hermanos Aguilar Portocarrero fueron ocho.
Sus abuelos por parte de padre fueron Jacinto Aguilar y Manuela Célis y por parte de madre Bernardo Portocarrero y Natividad Dávila.    



1895: Fue comisario de la región de Lambayeque y reconocido miembro de la sociedad de la época.

Se caracterizó por su humor sarcástico y tener siempre una respuesta rápida inclusive a las preguntas capciosas.
Espíritú despierto, mente viva, cerebro ágil y de fácil e inmediata reacción. Estaba siempre pronto a la respuesta irónica y a la salida picante.
De carácter fuerte y decisiones contundentes. 




(Foto del Comisario José del Carmen Aguilar Portocarrero y sus "auxilios.) (Del libro a golpe de Arpa - Lambayeque 1934)

1911: Con María Teresa Ugaz Muro tuvo siete hijos quienes fueron: Carlos Aguilar Ugáz (1913), Ramiro Aguilar Ugáz (1916), Elba Aguilar Ugáz (1919), Josefina Aguilar Ugáz (1921), Carmela Aguilar Ugáz (1922) y Efraín Aguilar Ugáz (1924), Anuor Aguilar Ugáz (1925).








1920-25: Adquirió la hacienda "Barmey" tomando el nombre del fundo que se compró que ya llevaba el nombre de "Fundo Barmey".  Por el año 1927 comenzó a comprar los terrenos aledaños hasta convertir el fundo en una hacienda. Esta hacienda se mantuvo hasta aproximadamente el año 1935. 
Esta hacienda tenía ganado lechero de razas importadas de Suiza y cuya principal actividad caña y arroz.  Este último producto es el que le dio mayor rentabilidad y que permitió la ampliación de la propiedad.






(Puerta de la casona en la ciudad de Lambayeque. En la parte superior se puede apreciar las iniciales JCAP: José del Carmen Aguilar Portocarrero)




LIBRO: A GOLPE DE ARPA
 A continuación algunas otras anécdotas de José del Carmen Aguilar Portocarrero contadas en el libro: A golpe de Arpa.

A GOLPE DE ARPA
(1935)
REVOLVER SIN CRIAS
Don José del Carmen Aguilar, tuvo la necesidad de conversar algunas cosas con la Justicia, por un juicio criminal, por demás injusto, que se le siguió, antes de que existiera Corte Judicial en Lambayeque; motivo por el cual se dirigió a Trujillo, a cuya zona pertenecía nuestro departamento, en lo referente a los asuntos judiciales.
En esa corte, donde debería resolverse su causa, se entrevistó con el Fiscal, doctor Francisco Quiroz Vega. Pero parece que la cosa no estaba muy buena para Aguilar, mejor dicho, el asunto no era muy claro o no lo veía diáfano el Fiscal, que dicho sea de paso, no usaba lentes. Parece que su condición de Comisario Aguilar, en defensa del orden, de la autoridad, de la paz, de la ley y de sí mismo, había disparado una inofensiva bala de su tranquilo revólver, contra alguno de esos célebres bandoleros, que él tanto persiguió y casi exterminó.
El señor fiscal, con toda parsimonia y serenidad, le hizo notar los peligros del uso del revólver, y más aun del de los proyectiles, manifestándole la conveniencia de no llevar balas consigo.
Aguilar, que siempre se las traía que haber con gente de “pelo en pecho” y de “cosas rayadas”, estaba medio fastidiado por la amonestación, y para terminarla, le dice al doctor Quiroga Vega:
- Lo que voy a hacer, de hoy en adelante, es dejar las balas a mi mujer, y andar sólo con el revólver. Puede ser que le revólver haga cría de balas y que se disparen solas, porque si no son para dispararlas, ¿para qué sirven?
Esta teoría de Aguilar, ha producido muchos prosélitos en el departamento de Lambayeque, en el cual, desde esa época. Se tira más que nunca…



A GOLPE DE ARPA
(1934)
AURICH, AGUILAR Y VORONOFF
Los hilos telegráficos y las estaciones de cable transpiraban y se rendían al fatigoso y constante trabajo que les daban los periodistas de las cinco partes del mundo contándole a las otras cuatro experimentos favorables que venía obteniendo un señor Voronoff con relación a los injertos glandulares de monos.
Don Juan Aurich y don José del Carmen Aguilar Portocarrero, además de ser compadres espirituales, eran fuertes todavía, seguramente los son hoy mismo; y por los tanto, encontrándose en la plenitud de su vigor físico, el asunto no era de ninguna alegría o novedad para ellos; pero don  Juan, que conocía al compadre, y por “buscarle el pico”, le insinuó, entre conversación vá, conversación viene, que se hiciera un viaje para probar el experimento, sometiéndose al nuevo sistema.
Una vez que don Juan le explicó a Aguilar en qué consistía el injerto y el objeto de él, este le dice:
- “Compadre Juan: ¿I es cierto eso, seguro, seguro compadre?
- “Sí, compadre, le responde Aurich; el efecto es seguro y rápido.
Ante tal respuesta, Aguilar piensa un momento, cavila y medita, y midiendo las fatales consecuencias con una agudeza de sabio – en lo que sin duda Voronoff nunca pensó – le contesta a su compadre:
- “Compadre Juan: I si el mono ese que me tocaba a mí resultaba “maricón”, que me hago, compadre?......